En solitarias noches de
mercenario insomnio
vuelve el recuerdo de los
viejos sueños
enmohecidos y vagos.
Pero son los tuyos
ya imposibles
-o tal vez cumplidos y
satisfechos-
los que aletean en mi
espalda
provocando un agradable
cosquilleo
como hadas encantadas que
me hacen dudar
si realmente estoy o no
despierto.
Se me hace lava la nieve
entre mis manos
se corrompen en mi vientre
los frutos del invierno...
Amanece y miro sorprendido
los matices púrpuras que
me regala unos instantes
Alguien desde el cielo.
Es entonces cuando las
hadas se espantan
y comienzo a notar el paso
del tiempo
se hace la luz
o se instala la sombra, da
igual,
que puede importarme eso
voy a buscarte, hasta el
agotamiento
tal vez aparezcas, tal vez
no
ahora todos los sueños
se han unido en único
deseo
¿imposible?
quién puede saberlo
si hacerlo realidad va
unido
a una eternidad de
silencio.
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