Hace unos días escuche en la tele que
teólogos-científicos instalados en una estación con un telescopio de alto
alcance, investigaban en el espacio exterior los fundamentos de la fe, vamos
que "buscaban en el Universo, las respuestas a la fe que no encuentran
aquí en la tierra"...
¡Menuda mamarrachada! ¡Qué con tanta hambre y
miseria en este mundo se financie tan absurdo proyecto! Si la fe pudiera ser demostrada y probada científicamente, ya no sería
Fe, sino puro conocimiento científico. ¿Han buscado esos
"teólogos-científicos" la respuesta a sus dudas en este mundo, o más
simple aún, dentro de ellos mismos?
Con la fe ocurre algo parecido a lo que nos
viene sucediendo en los últimos dos siglos con la belleza, con el amor, en
fin con todo lo Bello y Eterno: LO ANHELAMOS, PERO NOS ATERRA!!!! Decimos
que lo necesitamos, que lo buscamos incesantemente, que soñamos con todo lo
bello y hermoso, pero cuando está delante de nuestras narices, nos asusta y
damos la vuelta.
Vivimos sin duda una crisis de insensibilidad
y egoísmo, porque aceptar el amor,
implica también entregarse a él y a los humanos de hoy, nos asusta el
compromiso.
Nos sentimos, cada vez más, solos, aislados e
inconformes con nuestro destino, anhelamos tiempo libre para disfrutar de los
seres queridos, deseamos de todo corazón ampliar nuestro círculo de amigos y
enriquecernos con nuevas experiencias,
ciudades, culturas, lenguas, encontrar
ese "somebody to love", pero la sola idea de tener todo eso a
la vista, nos provoca náuseas.
Nos da miedo mirar allí donde nuestra propia
naturaleza sabe con certeza que puede encontrar las respuestas, vivimos
aterrados de nuestra humanidad, y por eso volvemos la mirada a las estrellas,
construimos mundos virtuales, preferimos
una mascota electrónica, a un auténtico animal vivo, al que tendríamos que
dedicar parte de nuestro tiempo y afecto, porque somos cada vez más mezquinos y
egoístas, no terminamos de aprender que la humanidad, la belleza, el amor, son
bienes eternos, infinitos imposibles de agotar, que cuanto más das de todo
ello, más tendrás y más aún recibirás.
Nos motivan más las nuevas redes sociales o un
chat, que una cálida e íntima velada con otro ser humano. En el cara a cara, el cruce de aromas y miradas está la auténtica
comunicación, esa es la asignatura pendiente del hombre de hoy.
Menos nuevas tecnologías, telescopios y
absurdos proyectos de investigación; y
más solidaridad y entrega. Solo lo
auténticamente humano nos hará libres y felices, nos conducirá sin prisas a la
Verdad. No tengáis Miedo!!!
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